EL SABIO Y EL PESCADOR
(Fábula)
Por Francisco-Manuel Nácher López
Subió en una barca
para pasear
un hombre muy sabio
que adoraba el mar.
Cuando ya se hallaban
el barquero y él
lejos de la costa
en frágil bajel,
el tal pasajero
quiso conocer
todo lo que el otro
pudiera saber
Y, con este fin,
así interrogó
a su compañero,
pobre pescador:
- ¿Ha estudiado usted
la Filosofía?
- Yo, señor, no sé
qué es eso, a fe mía.
- Entonces, tendrá
de Historia nociones…
- No señor. Mi historia
son… navegaciones.
- ¿Tampoco sabéis
nada de aritmética?
- No, señor. - ¿Idiomas?
- Sólo sé mi lengua.
- ¿Sabéis religión?
- Algo, sí señor.
- Física, ¿sabéis?
- ¿Física? ¡qué horror,
que nombres tan raros
sabe usted, señor!
- ¿Química tampoco?
- No sé que eso exista.
Y le dijo el sabio
en tono bromista:
- Entonces, amigo,
vos habéis perdido
casi media vida.
Mientras esto dijo
llegó una gran ola
y volcó al instante
a la barcarola.
Entonces, saliendo
por bajo del agua,
observó el barquero
que el otro se ahogaba
y le dijo pronto:
- ¿Sabe usted nadar?
- No - respondió el otro.
- Pues ved si la ciencia
os puede ayudar
o, con ser tan sabio,
os tendréis que ahogar.
Según vos decíais,
por no saber nada,
tengo de existencia
la mitad perdida;
vos, con vuestra ciencia,
perdéis, sin embargo,
y en plena conciencia,
de una vez la vida.
En el mundo siempre hay “sabios”
y hay también siempre “barqueros”,
más prácticos los segundos
y más tontos los primeros.
* * *
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